6/7/11

Causas y consecuencias del temido latigazo cervical



“Iba conduciendo por la avenida que cruza el pueblo. No circulaba rápido ni nada. Iba tan tranquilo cuando, de repente, tuve que frenar porque un chiquillo saltó a la calzada. Entonces noté un fuerte golpe en la parte trasera del coche. El tío que me seguía me había dado un porrazo. Al principio no sentí nada más que el susto. Sin embargo, mi vida no ha vuelto a ser la misma desde aquel día. Me duele todo, me encuentro mal y, aunque he visitado decenas de médicos, nadie me da una solución.”
Estas frases, que han salido de mi prolífica e imaginativa chistera, podrían haber sido pronunciadas por cualquiera de las miles de víctimas leves con que se saldan algunas colisiones consideradas de










poca monta, de esas que no aparecen normalmente en las grandes estadísticas pero que sufren a diario muchos conductores y sus acompañantes. Se trata de la lesión por latigazo cervical, que puede llegar a afectar a casi un 30% de los siniestrados.

Pero, ¿qué es el latigazo cervical? Con ese nombre se conoce el mecanismo por el cual algunas de las estructuras que forman el cuello experimentan unos súbitos movimientos que los médicos denominan “hiperflexión e hiperextensión bifásicas”. Es decir, que cuando el conductor o sus acompañantes reciben un golpe en el coche, es fácil que algunos músculos del cuello se compriman por un lado y se estiren por el lado opuesto, volviendo luego a su posición inicial, como si se agitara un látigo en el aire al más puro estilo de Indiana Jones. De ahí, el nombre que recibe este fenómeno, que resulta especialmente grave en las colisiones por alcance, incluso a bajas velocidades, y en los choques laterales. En realidad, el latigazo no es más que un mecanismo, pero cuando este se produce de forma casi instantánea, el cuello tiende a lesionarse.
Para comprender el posible alcance de una lesión por latigazo cervical hay que tener en cuenta que el cuello es un estrecho canal móvil formado por vértebras, articulaciones, ligamentos y músculos por el que pasan nervios, vasos sanguíneos, el esófago, la traquea y la médula. Con todo eso metido ahí dentro, no hay que ser muy hábil para entender que una aceleración brusca o una desaceleración repentina, como la que se experimenta hasta en la menor de las colisiones, dañe algunas de las estructuras que componen el cuello, tanto en la musculatura como en alguna que otra vértebra que puede acabar rompiéndose por aplastamiento.
El espectro de lesiones puede ir desde el simple esguince leve hasta la sección medular con tetraplejia. Y en los niños no es extraño que se agraven las lesiones a causa de la desproporción entre cabeza y tronco, que aumenta las posibilidades de que el cuello sufra cuando tiene que hacer frente al latigazo. En cualquier caso, un simple esguince puede mantenernos fuera de combate durante varias semanas, ya que el proceso de recuperación acostumbra a ser lento y a requerir inmovilización. Por eso, suele ser incompatible con la conducción. Normalmente esta lesión se manifiesta con un dolor muscular acompañado de una cierta rigidez que responde a la necesidad que tiene el organismo de mantener inmóvil la zona afectada.
Pero el latigazo cervical puede acarrear otros daños, como son los dolores de cabeza, náuseas, vértigos, inestabilidad, dolor cervical, hormigueos en brazos… Y a medida que pasa el tiempo y el afectado ve que estas dolencias no se solucionan, sobrevienen problemas como los trastornos del estado del ánimo, que pueden llegar hasta la ansiedad y la depresión, y todas las consecuencias sociales, familiares y laborales que se pueden presagiar. De hecho, una baja laboral motivada por una lesión derivada de un latigazo cervical puede durar más de tres meses. Por eso, no resulta extraño que algunas víctimas leves de una simple colisión por alcance acaben perdiendo el trabajo y agravando así su estado anímico.

¿Cómo prevenir el latigazo cervical?


¿Vale la pena pasar este calvario? En absoluto. Sin embargo, aunque la tecnología nos ayuda cada vez más a mitigar el problema del latigazo cervical con la presencia creciente de reposacabezas activos en los vehículos, lo cierto es que todavía queda mucho terreno por recorrer hasta que la protección que se ofrezca a la cabeza sea tan eficaz como resulta el cinturón de seguridad sujetando el tronco del conductor y sus acompañantes.
Precisamente por esto, los mejores consejos que se pueden dar para evitar las lesiones derivadas de un latigazo cervical son los siguientes:
  • Sentarnos adecuadamente. Una mala posición en el asiento, como la que adoptan involuntariamente nuestros acompañantes cuando caen dormidos o como la que toman muchos conductores al agarrar el volante con una sola mano, puede agravar las lesiones debidas a un latigazo cervical.
  • Mantener la distancia de seguridad. Si en un mal momento el conductor que nos sigue a medio palmo de distancia nos alcanza, seguramente nos llevaremos un buen latigazo. Pero si nosotros no hemos guardado una distancia de seguridad suficiente, lo más seguro es que acabemos empotrando a un pobre infeliz que no tiene la culpa de que nosotros estemos ahí y, además, agravaremos nuestra lesión por forzar el cuello no con un latigazo, sino con dos. Esto sucede de forma habitual cuando hay retenciones de tráfico y los conductores no dejan un espacio suficiente entre vehículos. Llega un conductor despistado, choca con el último coche de la fila y este a su vez empotra al siguiente: Doble latigazo cervical, casi garantizado.
  • Anticiparnos al problema. Si nos acostumbramos a observar nuestro entorno, especialmente los vehículos que nos siguen, seremos capaces de predecir y hasta de contemplar en tiempo real una colisión por alcance. Aunque no sea plato de buen gusto, nos puede venir bien saber que alguien está a punto de colisionar contra nosotros para proteger nuestro cuello. ¿Cómo? Poniendo en tensión la musculatura del cuello, lo que formará un cojín cervical natural que hasta cierto punto nos protegerá.
Si, después de todo, hemos sufrido una colisión por alcance, no estará nunca de más que nos vea un médico. Hay que tener en cuenta que una lesión derivada de un latigazo cervical no siempre se manifiesta de forma inmediata, sino que puede quedar latente y aparecer al cabo de unas horas o incluso un día después, en forma de dolor y rigidez muscular. Cuanto antes zanjemos el tema sanitario, mejor. Y, por si hay alguien que no es demasiado amigo de acudir a la consulta, cuanto antes tengamos un certificado médico que explique lo ocurrido, más claramente podremos argumentar sobre nuestra lesión ante las aseguradoras.

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